Los sistemas de dirección y suspensión son importantes tanto para tu seguridad como para tu comodidad al conducir, ya que aseguran una conducción suave cuando tu coche circula por carreteras con baches. Se suele hablar de forma conjunta de los dos sistemas, ya que ambos están directamente relacionados entre sí. Sin embargo, ¿qué es lo que hace cada sistema? ¿Cuándo necesitas comprobar estos importantes sistemas? ¿Y cómo puedes saber si alguno de los sistemas sufre algún tipo de daño?
¿Qué hace el sistema de suspensión?
Dicho de forma sencilla, el sistema de suspensión conecta el vehículo a sus ruedas. Haciéndolo, se responsabiliza de dos funciones principales:
- Proporcionar un viaje confortable para el conductor y sus pasajeros suavizando los baches y otras imperfecciones de la carretera.
- Mantener las ruedas sobre el suelo tanto como sea posible para proporcionar tracción.
Sin un sistema de suspensión, las ruedas de un coche harían contacto con un bache y se moverían arriba y abajo perpendicularmente a la superficie de la carretera. Esta energía vertical se transferiría a la estructura del coche, que levantaría las ruedas de la carretera antes de que la gravedad atrajera el coche hacia abajo. El sistema de suspensión debe estar perfectamente ajustado usando una combinación de muelles y amortiguadores para reducir estos efectos y proporcionar un viaje cómodo y suave.
¿Qué hace el sistema de dirección?
Básicamente, el sistema de dirección permite que el conductor guíe el vehículo. El volante está conectado al sistema de suspensión a través del árbol de dirección y una serie de articulaciones pivotadas. Esto permite que las ruedas se muevan hacia arriba y hacia abajo según lo requiera la superficie de la carretera, sin tener que cambiar el ángulo de la dirección. El sistema también asegura que las ruedas giren según se requiera; por ejemplo, el interior de la rueda delantera (que tiene una curva más cerrada que la parte exterior) adquiere un ángulo más acentuado cuando el vehículo gira en una esquina. Como el sistema de suspensión, el sistema de dirección también requiere un ajuste preciso, ya que cualquier articulación suelta podría hacer que la dirección resultase peligrosa.
¿Cuándo deberías hacer que revisaran tus sistemas de dirección y suspensión?
Es una buena idea programar revisiones regulares de tus sistemas de dirección y suspensión. Normalmente es más fácil, barato y seguro descubrir y arreglar un problema antes de que este empeore y tenga futuras consecuencias.
Hay tres ocasiones en las que deberías hacer que revisen tus sistemas de dirección y suspensión.
En primer lugar, en las siguientes ocasiones:
- Cada 80.000 km.
- Como parte de tu revisión anual o en cualquier momento en que se esté sometiendo a tu coche coche a una revisión de rutina y los sistemas de dirección y suspensión sean accesibles.
- Cuando cambies tus neumáticos.
- Cuando tus frenos estén siendo revisados o reparados.
- Cuando cambies el aceite y los filtros.
En segundo lugar, si te ves implicado en un accidente en el que las ruedas delanteras o la suspensión hayan sufrido daños, deberías comprobar tus sistemas de dirección y suspensión al completo en busca de posibles daños. Además, deberías hacer que revisen tus sistemas si notas alguna diferencia en la suspensión o dirección después de cualquier accidente.
Por último, si notas alguno de los síntomas que se enumeran en la siguiente sección.
Síntomas de fallo en los sistemas de suspensión y/o dirección
Además de cualquiera de los puntos ya mencionados, se recomienda que tú (o tu mecánico) revises visualmente tus sistemas de dirección y suspensión si notas cualquiera de los siguientes síntomas:
- Inclinaciones hacia adelante, hacia atrás o hacia los lados – cuando tu coche se inclina hacia delante o hacia atrás o se mueve de un lado a otro, cuando te mueves en diferentes direcciones.
- Tocar fondo – cuando tu coche no tiene suficiente suspensión para absorber el bache sobre el que está circulando y los neumáticos golpean la parte trasera de tu coche cuando se comprime la suspensión.
- Rebotes sobre los baches – cuando tu coche rebota repetidamente después de pasar por encima de un bache en la carretera.
- Trayecto accidentado - cuando sientes cada bache de la carretera.
- Viraje accidentado – esto ocurre cuando tu coche hace contacto con un bache y las ruedas giran hacia la izquierda o la derecha sin que el conductor gire el volante.
- Sobreviraje / Subviraje – cuando la parte trasera o delantera de tu coche pierde tracción cuando gira en una curva. Esto empeora cuando las superficies de la carretera están resbaladizas.
- Dirección / dirección asistida dura o que no parece funcionar – esto es, cuando resulta difícil girar el volante.
- Dirección floja – lo opuesto a la dirección dura mencionada arriba; la dirección es ahora demasiado suave, el volante gira con excesiva facilidad.
- El coche bascula hacia un lado cuando se conduce / el coche parece deambular por la carretera – a menudo, esto solo es evidente cuando el problema se ha vuelto grave. Cuando conduces, necesitas mantener el volante en su sitio para hacer que tu coche avance en la dirección correcta.
- Sacudidas del volante – cuando, aunque no aprecies ningún problema, o no muchos, el volante parece dar saltos o sacudidas a intervalos irregulares.
- Vibración del volante – a partir de 70 km/h el volante y tu coche empiezan a vibrar.
- Tambaleos del volante – tu volante empieza a bambolearse de un lado a otro cuando conduces a una velocidad constante.
- Ruidos al girar en una curva – el único síntoma que se aprecia es un ruido de golpeteos y/o chirridos cuando se gira en una curva.
- Ruidos procedentes de la unidad de dirección asistida – el único síntoma que se aprecia es un sonido similar a un quejido procedente de la dirección cuando se gira el volante del todo en una dirección o en la otra.
- Un ángulo más bajo – en otras palabras, notas que un ángulo de tu coche está más bajo que los otros estando descargado y estacionado incluso en un terreno regular.
¿Qué partes de tus sistemas de dirección y suspensión deberías revisar?
Las revisiones anuales o bianuales de tus sistemas de dirección y suspensión deberían incluir:
- Inspeccionar posibles fugas, grietas u otros daños en sus amortiguadores;
- Verificar si tu vehículo rebota, se inclina hacia adelante, hacia atrás o se desvía hacia los lados.
- Girar los neumáticos manualmente para ver si hay en ellos algún tambaleo, desequilibrio o desgaste desigual:
- Comprobar posibles fugas procedentes de cualquier de los componentes de la dirección;
- Asegurarse de que la tensión en la bomba de la dirección asistida sea correcta;
- Hacer botar el coche para ver si sus amortiguadores o patas de suspensión están funcionando correctamente.
¿Quién debería revisar tus sistemas de dirección y suspensión?
Inspeccionar tus sistemas de dirección y suspensión requiere una serie de herramientas específicas y conocimiento técnico especializado. Puesto que estos sistemas son vitales para tu seguridad, es imprescindible que estas revisiones de seguridad las lleve a cabo un técnico certificado si se encuentran más allá de tu nivel de conocimientos y de las herramientas que tienes disponibles.
Para más información acerca de qué está causando problemas en tus sistemas de dirección y suspensión, consulta nuestro centro de diagnóstico.
El contenido que aparece en este artículo tiene fines únicamente de entretenimiento e información y no deberá usarse en sustitución de consejos profesionales de un técnico o mecánico acreditado. Te invitamos a que consultes a un técnico o mecánico acreditado si tienes preguntas o inquietudes concretas relacionadas con alguno de los temas que aquí se tratan. Bajo ninguna circunstancia nos hacemos responsables de cualquier pérdida o daño causada por los contenidos expuestos.
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